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Yo enviaré a dos testigos míos, vestidos de cilicio, a que profeticen durante mil doscientos sesenta días.»

Estos testigos son los dos olivos y los dos candeleros que permanecen delante del Señor de la tierra.(A) Si alguien quiere dañarlos, de su boca sale un fuego que consume a sus enemigos; cualquiera que quiera hacerles daño morirá de esa manera.

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